LA PALABRA, UNA VEZ HABLADA, vuela y no torna ( Horacio )
Dice un amigo mío, buen orador y buen comentarista televisivo local, que " la palabra, cuando sale de tu boca, ya no vuelve ".
Mi amigo no añade el verbo volar, quizás porque sus palabras carecen de alas.
Siempre enseñé a la juventud que acudía a las aulas, que tuvieran cuidado con la palabra.
Hay palabras que denominamos " intrascendentes " o palabras sin valor.
Yo defendía que toda palabra salida de la boca tiene un valor, real o simbólico, pero un gran valor.
Hay personas que son consideradas " personas de palabra fácil ".
Hablan, y hablan, y prometen, y prometen, pero desconocen que hay una realidad, la misma que ellos incumplen.
En Cereceda se presumía de " ser un hombre de palabra ".
- Me ha dicho el tío Juan que mañana vendrá a pagar la cuartilla de vino que se ha llevado para los segadores, le decía yo a mi padre.
Y yo añadía " usted siempre ha dicho que el tío Juan es un hombre de palabra ".
Reces - se llamaba Recesvinto como el rey visigodo - se dedicaba a comprar corderos para revenderlos.
Los " gatos " se fiaban de su palabra.
Un " gato ", todo serio, me dijo en la taberna de mis padres : " Reces siempre paga todos los corderos y los cebones que compra. Nadie puede decir que le ha quedado a deber ni un real ".
Reces, un " gato " que se llamaba Recesvinto, era un " gato " de palabra.
Horacio ( 65 a. C. - 8 a. C. ) El gran poeta de la Roma Imperial.
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