domingo, 14 de septiembre de 2025

 EL ESPACIO VACÍO

 

 

En Cereceda, las señoras " gatas " decían: " No veas tú el vacío que ha dejao la marcha de don Nigofredo ".

Don Nigofredo había sido el párroco del pueblo durante cuatro años.

Llegó un miércoles al mediodía, en un seat 124, un poco viejo y descolorido.

Nadie se atrevía a decir si era joven o viejo, gordo o delgado, alto o bajo.

Lo que llamaba la atención en don Nigofredo eran su amabilidad, su voz suave y tranquila y sus manos grandes, de labrador.

Y se acercó hasta el bar a preguntar quién tenía la llave de la iglesia porque quería visitarla.

Recogió la llave y visitó la iglesia, incluída la sacristía, y se la entregó a la señora del bar.

Todo muy normal, muy natural, muy " de pueblo ".

Empezó a ocupar el pueblo, el domingo a las once y media cuando se subió al campanario y comenzó a tocar las campanas.

A las " gatas " les pareció un excelente campanero y acudieron a la Plaza para " oler " y " cuchichear " y hasta para " hacerse cruces " cuando el campanero apareció a la puerta de la iglesia , vestido con los ropajes de celebrar misa.

Y les dijo que se llamaba Nigofredo, pero que podían llamarlo Fernando, que ése era su segundo nombre.

Un miércoles - cuatro años más tarde - se marchó.

Y dejó un " vacío " que nadie ha podido llenar.

 

Foto  pinterest.es 

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario