Monique espera sentada y mirando al infinito por la ventana.
Monique espera que su hijo la llame.
Antes, cuando él emigró a América, la llamaba regularmente una vez a la semana.
Pero el paso de los días y de los meses de unos pocos años, hizo que las llamadas se fueran distanciando y hoy, que Monique espera la llamada, el teléfono está mudo.
En el mundo actual ha desaparecido el viejo teléfono y el " móvil " trae la llamada desde cualquier lugar y a cualquier hora sin necesidad de esperas.
Pero Monique desconoce que existen teléfonos móviles, y ella sigue esperando la llamada de su hijo, sentada y mirando al infinito por la ventana.
Ha quitado las cortinas de la ventana y, ahora, los vecinos la ven sentada con la mano derecha en la barbilla, preparada para coger el teléfono al primer toque.
Nadie se atreve a decirle a Monique que nunca llegará esa llamada porque la " línea de teléfono " está anulada.
Y ella espera sentada, mirando al infinito durante varias horas al día, una llamada que nunca llegará.
Foto pinterest.es
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