A ÉSE NO LE PRESTO YO NI LA BURRA
. . . Y mi abuelo Matías añadía " aunque sea sin aparejo ".
En Cereceda era un préstamo muy normal.
Bastantes vecinos tenían burra y muchos días la burra carecía de trabajo.
En el buen tiempo, la burra se la " echaba " p´al Majadal y allí la burra tenía poco que comer, pero así no se pasaba el día rebuznando en el corral y persiguiendo a las gallinas.
Cuando un " gato " necesitaba " por necesidad urgente " los servicios de una burra, sabía que había muchos vecinos dispuestos a prestársela.
Una lata de cebada era suficiente pago por el servicio que la burra te había hecho.
Pero a algún vecino, nadie quería prestarle la burra.
Seguramente porque no se molestaba en darle " un pienso " o, quizás, porque él era " enemigo " de prestar.
Yo le pregunté a mi abuelo Matías por su expresión: " a ése no le presto yo ni la burra aunque sea sin aparejo ".
Su explicación " Ése es capaz de vendérsela al primer gitano que caiga por el pueblo ".
Ése es pronombre demostrativo - junto a éste y aquél - usado siempre con carácter despectivo.
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