LA TERCERA IMAGEN DE SAN PABLO

La imagen actual fué obra de las personas encargadas de la Restauración de la Iglesia.

Tras buscar información por todas partes llegamosala conclusión de que no existía imagen alguna de San Pablo ermitaño. Ante esta conclusión nos pusimos en contacto con Santa Rufina, una tienda de Madrid que nos había realizado la imagen de San Marcos.

Santa Rufina nos envió fotos de santos con hábitos del desierto, para que nosotros " creáramos " una imagen de San Pablo ermitaño.

Elegimos la imagen de un santo al que quitamos todos los " añadidos " y en su lugar empezamos a colocar los propios de San Pablo.

Queríamos reflejar en la nueva imagen la vida de San Pablo.Decidimos ponerle una especie de báculo de obispo propio de los " ricos de Egipto ", que repesentara al joven Pablo.Un ropaje blanco, con un ceñidor, que copiamos del cuadro de Velázquez. Después la Biblia en la que se ve una cruz griega de brazos iguales.

Era obligado poner el cuervo con medio pan en el pico, tal como yo recordaba al San Pablo de mi niñez,y le añadimos una calabaza para el agua. Es seguro que San Pablo no tenía una calabaza, pero preferimos la calabaza a la calavera que le puso Ribera en su cuadro.

Le añadimos el pelo blanco y largo, al igual que la barba, pues según San Jerónimo vivió 114 años.

El taller de Santa Rufina realizó un trabajo excelente, dentro de las medidas que David, el director del grupò de Restauración UFFIZZI nos había marcado para colocarlo en la hornacina del retablo.

Don Angel Acevedo y Don Jacinto Calvo dieron el Visto Bueno a la imagen antes de su llegada al pueblo.

No les he dicho el santo " al que desnudamos " para vestir a San Pablo. Permítan que nos guardemos ese pequeño secreto.

Este año José Luís Tapia ha realizado una peana metálica, que va anclada a las andas y que convierte la pequeña imagen - 82cm -en un San Pablo " mejor mozo ".

Don Arturo, Isidro y yo decidimos desde el primer momento que las nuevas imágenes de San Marcos y de San Pablo ocuparían, como Patronos del pueblo, las dos hornacinas del Retablo, respetando el recuerdo del altar de cada uno en un lateral: San Marcos en el lado de los niños, donde estuvo el púlpito, y San Pablo en el lado de las niñas