LA
BARBERÍA DE ISMAEL
Bernardino,
Ismael y José Luís Tapia Pérez, " gatos "
Artículo publicado en el nº 9 de la Revista PATALOSO Agosto 2024
En
Cereceda había tres lugares en los que se reunían los hombres del
pueblo : la taberna, la fragua y la barbería.
El
tabernero, el herrero y el barbero conocían todos los secretos del
pueblo sin moverse de sus casas.
La
barbería estaba en la casa del barbero y la cocina, en los meses de
frío, era " la sala de espera " hasta que te tocaba o
donde se quedaban charlando los que ya estaban afeitados.
El
barbero cortaba el pelo y afeitaba los siete días de la semana y
algunos hombres acudían los domingos porque era el día que tenían
tiempo.
Los
muchachos, niños y jóvenes, solían acudir los sábados o las
vísperas de fiesta a cortarse el pelo.
La
primera barbería de la familia estuvo en la casa de nuestra abuela
Asunción, y en ella cortaban el pelo y afeitaban nuestro tío Manuel
y nuestro padre.
Alrededor
del año 1950 unos cuantos mozos de Cereceda " se echaron novias
" en Cilleros.
Subían
andando por el camino la Peña el Gato y bajaban juntos por el mismo
camino los domingos por la noche.
Agustín,
Kiko Custodio, Silvestre e Ismael se casaron con Fernanda, Bene,
Avelina y Cari.
Nuestros
padres, Ismael Tapia Pérez y Caridad Pérez Sánchez contrajeron
matrimonio en la iglesia de Cilleros en el año 1951 y vivieron en
Cereceda.
Primero
en una casa de la Plaza y después en la Calle que bajaba al Chapatal
vivieron hasta el año 1962, que emigraron a Guipúzcoa.
En
Cereceda nacimos Bernardino e Ismael, pero José Luís nació en
Lasarte.
En
esa casa que tenía una escalera de peldaños de madera estableció
nuestro padre la barbería, y allí acudían al oscurecer todos los
hombres y muchachos del pueblo.
Nuestro
padre cobraba " en especie " su trabajo. Eran kilos o
celemines o cuartillas de trigo y de cebada la forma en la que los
vecinos pagaban el coste del " arreglo " del pelo y
el afeitado.
Nachito
nos ha contado que don Antonio el párroco acudía todos los sábados
a nuestra casa para el afeitado de la coronilla, que llevaban en
aquellos años todos los sacerdotes. Y nos ha contado que mi madre le
regalaba carboches, las castañas asadas que ella bajaba de los
huertos y los cercaos de Cilleros, su pueblo.
Cuando
el pueblo se fué vaciando por la emigración, nuestros padres
emigraron y nuestro padre abandonó el trabajo de barbero. Esa marcha
del pueblo tuvo lugar el año 1962.
Con
la llegada de su jubilación, les gustaba ir al pueblo, y allí se
entretenía cultivando verduras en el huerto de la señora Francisca
y caminando hasta el huerto del Chorrero donde se dedicaba a injertar
todos los árboles frutales a la espera de buenas cosechas.
Nuestro
agradecimiento a todas las personas que nos han ayudado a escribir
estas líneas en homenaje a nuestros padres, Cari e Ismael, el
barbero de Cereceda.
Fotos Revista PATALOSO