LAS MANOS EN LA CAYÁ
Manos rugosas.
Llenas de nudos, hechos de agarrar la mancera del arado o el mango de la azada o de la espigocha.
Son manos de " hombre de campo ".
Tengo un amigo, médico cirujano, que se ríe cuando me cuenta que algunos " pacientes " se asombran al
ver sus manos.
- Mis manos son de hombre de campo más que de médico de bisturí. Aunque hoy todo se hace con el
láser.
Yo le he recordado - ya se lo había contado en otras ocasiones - que las alumnas me pedían que les
mostrase mis manos los lunes por la mañana.
Eran manos de labrador en mi huerto durante el fin de semana.
- Yo nunca uso guantes porque es sabido " gato con guantes no caza ratones ".
La cayá es " la tercera pata " que necesito para caminar, me decían mis amigos " gatos ", aunque algunos la llevaban para " arrear " el ganado porque " sus dos patas " aún eran ágiles.
Yo tengo la cayá en mi casa del pueblo, colgada de un clavo a la entrada al portal.
Una cayá que " ha recorrido caminos y caminos y caminos " porque es herencia familiar.
Foto pinterest.es
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