PITAS, PITAS, PITAS, . . .
Con esa palabra, repetida varias veces y con diferentes tonos de voz, mi madre llamaba a las gallinas a la hora de ponerles la comida en el corral.
Pita es un sustantivo que equivale a gallina.
La hora de echar en el suelo el grano - casi siempre cebada y raramente trigo - era una hora de alegría para las gallinas, los polluelos y el gallo.
Mi madre tenía, como cuidador del rebaño gallináceo, un único gallo.
Era un gallo " flamenco ", que se hacía notar en el corral, y al que le gustaba subir hasta lo alto del montón de raíces, para lanzar su kikirikí tempranero.
A la llamada de mi madre, todas acudían prestas pues sabían que ese grito significaba comida.
Al igual ocurría en todos los corrales del pueblo.
Las gallinas eran las dueñas de las calles, de los huertos próximos al Casco urbano, y del corral.
Las " pitas " siempre fueron " propiedad " de las " gatas ", y ellas ( "gatas " y gallinas ) nunca renegaron de ese privilegio.
Foto Google.com

No hay comentarios:
Publicar un comentario