EL AGUA DE LAVAR LA CARA
Como en Cereceda, donde yo pasé mi niñez, hacía mucho frío en invierno y no había calefacción en las casas, muchas mañanas yo me levantaba " con los ojos pegados ".
Quiero decir que me levantaba con los ojos llenos de lagañas o legañas ( se puede decir de las dos formas ).
La legaña es " un humor sebáceo que se reúne en los bordes de los párpador y que algunas veces es causa de que queden pegados el uno contra el otro ".
Mi madre metía las tenazas entre las brasas de la lumbre y cuando estaban rojas, las ponía en el agua del pozo, que había echado en la palangana.
Con ese agua me lavaba los ojos. Después me pasaba un pañuelo mojado con agua de manzanilla, que ella había cogido en la Ladera, cuando iba a las Canalejas.
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