LE GUARDO LA SILLA A LA SEÑORA ROSA
La señora Rosa se quedó viuda hace unos años.
Los números carecen de importancia porque " se es viuda desde el día en el que fallece el marido hasta que se muere una ", me respondió la señora " gata ", cuando le pregunté " cuántos años llevaba viuda ".
A la señora Rosa le gusta cada día sentarse a la puerta por la que se accede al pequeño huerto " pegado a la casa ".
Allí nadie la molesta.
Una paloma del cercano palomar de don Fulgencio, el médico del pueblo, hoy ya jubilado, ha visto la silla vacía y ha pasado a ocuparla.
Las palomas son compañeras de la señora Rosa en las tardes de cualquier estación del año.
Y ella les pone miguitas de pan sobre la silla cuando se levanta para comer o, cuando al atardecer, se dirige al interior para preparar la cena.
Las palomas saben que la silla vecía significa que la señora Rosa " anda a sus menesteres ".
Al caer la noche, la puerta se cierra y la silla duerme en el interior de la casa hasta la mañana siguiente.
- Yo le guardo la silla a la señora Rosa y, cuando vuelve, me regala un trozo de queso de cabra que para mi pico es un magnífico " pago por mis servicios ".
Foto pinterest

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