martes, 3 de julio de 2018


" UN QUID PRO QUO "





Hace unos venticinco años acudí invitado a una boda.
Contraían matrimonio un abogado en ejercicio y una profesora de infantil. Las dos familias eran amigos míos, además de vecinos de mi huerto.
El abogado " me debía " algunas clases de latín en sus años de bachillerato. Yo le había ayudado a superar los exámenes de la Lengua de Julio César.
El sacerdote que ofició la ceremonia - en un templo moderno junto a la playa de Benidorm - había sido uno de los creadores de Benidorm. Agente de viajes y vendedor de las maravillas de la ciudad nacida junto a la playa, abandonó un día los sombreros y los chiringuitos de la playa para cambiar los folletos de vacaciones por la Biblia.
D. Juan, que así se llamaba el oficiante, pronunció unas frases en latín a la hora de " echar el sermón."
" Quid pro quo " significa " una cosa por otra."
Siempre se ha entendido que es un error gramatical esa expresión. Incluso, en el teatro se pronunciaba cuando se confundía a un personaje con otro.
En España es más corriente la frase " do ut des " que significa " toma y dame."
Esta frase le gustaba más a D. Juan. " Yo te doy para que tú me des. "  Conviene que la pronuncien el marido y la mujer - les dijo D. Juan.
Hoy me ha llegado un correo pidiéndome que explique su significado.
Mi buena amiga Mari Luz, una " niña " de cuarenta años, me da un beso para que yo le dé dos caramelos. Yo le doy dos  caramelos para que ella me dé un beso y un " gracias."

   Foto   www.google.com




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