martes, 22 de enero de 2019
POR EL HORNO BARRIDO, nunca el pan perdido
Esta frase es de mi abuela Fausta.
A la hora de " masar " había mujeres que colocaban las brasas en las orillas del interior del horno. A mi abuela le gustaba barrer bien el horno, los ladrillos del suelo del horno. Para ese trabajo utilizaba escobas de las de " balear el muelo de trigo " y trapos mojados.
- Eso se hace cuando los ladrillos del techo del horno estén blancos, era su consejo.
Le gustaba que el pan se metiera con la pala de madera y la tapadera de una lata en la parte final para que no se quemase la madera.
Ella decía que el pan se quedaba " medio crudo " si se colocaba encima de brasas o de ceniza.
- Se quema por fuera y queda crudo por dentro. Esa corteza está muy dura y sabe " mala " porque tiene el saber de la ceniza de las bardas o de la leña empleada para calentar el horno.
El trabajo de barrer el horno no dejaba que lo hicieran sus hijas. Ese es un trabajo de la " masadora " porque los hombres deben " dar el torno " nada más. Los demás trabajos son de las mujeres.
Yo recuerdo que, cuando mi padre estaba al carbonal o a las carreteras - " machar " piedra para echar en el firme de la carretera - era yo quien " daba el torno " antes de ir a la escuela.
Como era un trabajo " de hombres " y yo era un niño, mi madre tiraba de la manivela del torno por un lado y yo por el otro.
Ahí terminaba mi trabajo de " masar " por el que recibía el premio de una torta con miel al llegar las cinco de la tarde.
Las cinco de la tarde era la hora de salir de la escuela, la hora de sacar el pan, la hora de ir a buscar agua, la hora de picar berzas para las cabras, la hora de......
Las cinco de la tarde era una hora muy importante en la vida de Cereceda en otoño, invierno y primavera.
En verano se retrasaba una hora : A las seis " tocaba el boyero " y se paraba la trilla.
Foto www.google.es
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