ENFERMEDADES Y REMEDIOS CASEROS.

Este artículo fué publicado en el nº 3 de la Revista PATALOSO.  Agosto 2.018

Su autora es Esperanza Rodríguez González, " gata " y profesora de idiomas.
Esperanza es hija y nieta de " gatos ", ganaderos en Cereceda. Su abuelo Rafael, " el tío Fael,"  era uno de esos " ganaderos veterinarios " a los que la autora dedicó este artículo.


A los ganaderos " veterinarios."


Una agricultura minifundista  entendida como un sistema de agricultura familiar de pequeños propietarios, como es el caso de Cereceda,  no habría podido sobrevivir y mucho menos conseguir que sus habitantes subsistieran económicamente,  sin el apoyo de una cabaña ganadera.
Lejos quedan los años 50 y 60  en los que en Cereceda había dos rebaños de ovejas con 500 cabezas cada uno y otros dos de cabras con el mismo número de cabezas, una boyada de 200 vacas, una borricada con 40 burros y  una piara de 200 cerdos.
La explotación ganadera en Cereceda hasta hace pocos años, estaba basada en una ganadería extensiva cuya práctica consistía en el pastoreo o en la crianza de manera natural del ganado, que pastaba en la Sierra, en los Rasos o en las tierras de labor una vez recolectado el cereal.
La práctica del pastoreo necesitaba de unas profesiones que con el tiempo se fueron desdibujando hasta desaparecer completamente. Me estoy refiriendo a los pastores, boyeros, borriqueros y porqueros, que se ocupaban de llevar el ganado a pastar y de cuidar de él.
Los animales, como los humanos, no eran inmunes a las enfermedades. Enfermedades como la lengua azul, la brucelosis o la peste porcina, diezmaban cada año la cabaña ganadera de Cereceda.
Para combatir estas enfermedades no siempre se recurría  a un profesional ( el veterinario ), fuera por motivos económicos, fuera porque se confiaba más en los " remedios caseros." Gracias a muchos de estos remedios se consiguió, en cierta medida, paliar los efectos devastadores que las enfermedades producían en los animales y las consecuencias en la economía familiar.