LIMPIAR LA ERA
La llegada de Setiembre traía el final de los trabajos de la era. La cosecha de trigo estaba ya en la panera o se había llevado a la Fábrica de Harinas de Arroyomuerto. La paja estaba encerrada en el pajar. A veces, quedaba algún carro o algunas sacas que se habían vendido a algún serrano y éste, que andaba a la vendimia, se acercaría con el mulo a buscar las tres sacas, en cuanto le fuera posible.
Entonces los vecinos nos dedicábamos a limpiar la era. Cada vecino barría el trozo de era en el que había trillado y, junto con el boñiquero, cargaba todo en el carro y lo llevaba al muladar. Cada vecino tenía un muladar en un huerto o en la parte posterior del Teso. Allí almacenaba el estiércol que luego llevaría a las tierras las vísperas de la sementera. Mientras llegaba ese día, el estiércol del corral y el tamo recogido en la era se mezclaban y se cocían para convertirse en abono.
El boñiquero era el lugar donde se depositaban las boñigas - boñicas, decimos en Cereceda -que tenías que recoger mientras trillabas. Algunos dueños de parvas eran " especialmente sensibles " con las boñicas. Excrementos de vacas, novillas y burros había que recogerlos pues a la hora de limpiar la parva, aparecían en el muelo y en la criba de cribar el grano.
Este trabajo era la " despedida " de la era hasta el año siguiente, que lo normal era que te tocara en otro trozo de las Eras o te tocara en el Teso.
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