" NOS QUEDAMOS A BUENAS NOCHES. "
Esta frase, que yo escuché muchas veces en mi niñez, hoy ha desaparecido del vocabulario de Cereceda, tanto en invierno como en verano.
La razón de su desaparición es que la frase tenía relación con el servicio eléctrico que llegaba al pueblo.
En aquellos años la luz nos llegaba desde una " central que había en las Casas del Conde " mediante cables sustentados por postes de madera. El aire, la lluvia, la nieve y las heladas " los tiraban con facilidad."
- Si nevaba todos los postes se caían porque se cargaban de nieve y al llegar las heladas, su peso no lo podían aguantar unos postes que eran de madera. Los postes se pudrían y, a la menor, al suelo, decía la gente.
Al oscurecer llegaban al pueblo las vacas, las ovejas y las cabras. Tocaban las campanas al rosario y llegaba la luz.
Pero muchas noches la luz no llegaba. Había que preparar candiles y faroles. Las calles eran un " ir y venir " de sombras misteriosas con el farol en la mano.
La gente menuda, tras salir del rosario, nos íbamos para la cocina de casa, a cenar. Una cena a hora europea. Luego un poco serano y a la cama.
- Si no hay luz ¿ qué pintamos aquí ?. Gastar leña y pasar frío. Porque la lumbre te quemaba por delante pero te morías de frío por detrás. ¡ Buenas noches, y ... a dormir !. Se escuchaba en casi todas las cocinas de Cereceda.
La frase " nos quedamos a buenas noches " era una frase que yo aprendí en casa de mi abuela. Se podía escuchar en todas las cocinas del pueblo cuando la luz, que había llegado al oscurecer, al poco rato se iba.
Desconozco a dónde se iba. La realidad era que no venía. Pero así se hablaba el castellano en Cereceda.
¡ Buenas noches y ... a la cama !.
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