martes, 12 de mayo de 2020


EL PAN BENDITO

La señora Encarna me habló  de una costumbre que había en Cereceda cuando ella era niña. Las otras tres mujeres no la recordaban con la claridad que ella lo hacía.
La señora Vita me dijo que ella no la recordaba.
Mi tía Luisa y María la cartera me dijeron que ellas habían oído hablar en sus casas de esa costumbre pero no sabían decirme cuándo se perdió.
- A mí me la contaron Cecilia y tu madre, pero yo no recuerdo que el abuelo y la abuela la hicieran, me dijo mi tía Luisa.
Esto es lo que me contó la señora Encarna : 




" Cada domingo en el invierno un vecino  y su mujer llevaban a la iglesia un pan que habían hecho en el su horno. Era un pan más delgado que los panes normales. El pan tenía una cruz, que se hacía con el cuchillo cuando la masa estaba blanda. Lo llevaban en un cestillo. El señor cura lo bendecía durante la misa. Al terminar la misa las mujeres le ayudaban a hacer trocines y, a la salida lo repartían a la puerta de la iglesia. La mujer le daba a las mujeres y el hombre a los hombres que vivían solos o ese domingo no había ido a misa la su mujer. A todas las casas llegaba un trocín del pan bendito. Ese pan bendito era " santo remedio " para el dolor de muelas o para los dolores de garganta."

- Ese pan es parecido al " pan bendito de San Blas " que hacen en algunos pueblos, les dije yo.
- El trocín de pan se guardaba en un pañuelo de seda en la cómoda de la sala.
- En todas las casas había una cómoda de cajones en la sala.
- En Cereceda no era fiesta el día de San Blas. La fiesta de San Blas era en La Nava, el día 3 de febrero.

Yo les prometí investigar en las celebraciones religiosas de las provincias limítrofes con Salamanca para ver si encontraba algo parecido.
Hoy puedo escribir que en la Revista de Folklore nº 34 he encontrado un artículo en el que se habla del " pan bendito que se repartía al terminar la misa de los domingos " en algunas comarcas de la provincia de Zamora. Es muy parecido a lo que me contó la señora Encarna. Quizás algún cura, que conociera la costumbre de esas zonas zamoranas, la llevó a Cereceda y, como ha ocurrido con otras costumbres, al marcharse aquel párroco la costumbre se perdió.

Foto  google.com


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