MUCHOS MESES DE PACIENCIA
La paciencia y el labrador nacieron el mismo día.
Podías sembrar las tierras y las suertes de Valdecarros o de Valcabrero o de las Lagunejas con una ilusión desbordante y hacer cuentas en la cabeza de las fanegas sembradas y de la futura cosecha.
Pero, sobro todo, debías " armarte de paciencia ", que decía el tío Manolo el herrero.
- Algunos no tienen paciencia para esperar a que nazca el trigo para hacer " sus cuentas ". Hay que esperar a ver cómo ha nacido antes de calcular las fanegas que vas a coger, le decía en la fragua a los agricultores jóvenes.
Después había que esperar las lluvias y el sol y la luna y las estrellas y los hielos mañaneros y las nevadas que empezaban al anochecer, y a la mañana siguiente los Rasos estaban blancos.
Y dar una vuelta por las tierras y comentar en la taberna lo que habías visto y lo que se podía " adivinar ".
Y esperar al mes de mayo para sonreír.
La llegada de junio ya presagiaba la cosecha.
La siega, la acarrea, la trilla y la limpia eran la confirmación de lo que se adivinaba.
Y unos años la cosecha era buena, y otros muy buena y otros mala o muy mala.
Así pasaban los días los granos enterrados en los surcos y los labradores en la fragua o en la taberna o " de visita " a las tierras.
- " Muchos meses de paciencia ", decía el tío Manolo el herrero, nuestro vecino de la calle Larga.
Foto salamancartvaldia.es
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