MI ÁRBOL Y YO
Lo plantó mi padre el año que yo nací.
Y hemos crecido juntos.
Mi padre renegaba cada vez que me veía sentado junto a él.
- Este " renegado ", decía, echa las raíces p´arriba en lugar de echarlas p´ abajo.
Era verdad.
Parecía que no quería meterse en la tierra.
- Le pasa lo mismo que a ti. No te gusta el arado ni las vacas ni las tierras ni los linares. Sólo te gustan los libros, me decía.
El árbol creció y creció hasta que sus raíces estaban muchas al aire y se quedó plantado y parado en una edad.
Yo me fuí del pueblo a estudiar con tan sólo once años.
Primero el bachillerato y después la universidad.
Y mi trabajo como médico internista en un hospital.
Ahora, ya jubilado, cuando vuelvo al pueblo, me gusta sentarme junto a él.
Los dos estamos viejos.
Yo le cuento mi vida y él me cuenta la suya: Tormentas, vientos del Poniente cargados de frío unas veces y otras de calor, agua y nieve y granizo.
Pero todo lo ha resistido.
- Eres más " duro " que yo, le digo. Aguantaremos mientras podamos y, un buen día, nos iremos los dos.
. . . Y mi vida y la vida de mi árbol estarán unidas para siempre.
Foto pinterest.es
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