AL GUSTO DEL AMO SE HIERRA EL CABALLO
Es un refrán que mi madre repetía varias veces cuando tenía que guisar en la taberna alguna invitación.
Alguien compraba un cabrito o un cordero y se lo llevaba a la taberna para que lo guisara para una cena de amigos e invitados.
Mi madre siempre hablaba con el que encargaba la cena y le preguntaba sobre sus gustos antes de guisar la carne : Si quiere con ajo o sin él, si quiere frito o asado, si quiere con mucha o poca aceite, si quiere entero o en trozos, si mucho o poco " hecho ".
Mi amigo Luís el herrero del pueblo, me contaba que él era especialista en herrar vacas y que tuvo que aprender a poner herraduras a las caballerías. Porque en Cilleros había algunas caballerías y él era también el herrero de Cilleros. Los vecinos de ese pueblo le bajaban el ganado a su potro para que los herrase.
- Tuve que aprender a hacer callos para caballerías y hacer clavos, y aprender a colocarlos. Además cada uno de los cuatro es distinto a los otros. Para las vacas los hacía de tres tamaños pero todos del mismo estilo, y los clavos todos iguales.
El refrán se hacía realidad también con los músicos en las Fiestas. " Se tocaban los bailes que le gustaban a los mozos de cada pueblo, " que eran quienes nos mantenían y nos pagaban, " me dijeron los componentes de las orquestas de hace años, y " algo parecido " me decían los músicos de las orquestas modernas que iban en verano a Cereceda.
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