PALO QUE NACE DOBLAO no sirve pa cayao.
La cayá era fundamental en Cereceda. No solamente era la tercera pierna para sostener a las personas mayores, sino que era una herramienta esencial en el manejo de los animales de la casa. Vacas, cabras y ovejas necesitaban que el dueño o el boyero de la boyá de las vacas, o el cabrero de la cabriá de las cabras o el pastor del rebaño de las ovejas, la tuvieran siempre en la mano.
En Cereceda había personas que iban " unidas " a la cayá y no la dejaban ni para ir a misa. Recuerdo a personas que la llevaban en los entierros. Tan sólo en la procesión de los Patronos o en la de la Virgen se olvidaban de la cayá.
En Cereceda todos los hombres sabían hacerse una cayá. Se cortaba una barda con poca altura, se pelaba la cáscara, se ataba la parte superior con una cuerda haciendo una media circunferencia, se metía en el horno tras sacar el pan, y a esperar unos días.
Pero había artistas de las cayás. Recuerdo al tío Narciso, sentado a la puerta del su corral, preparando las bardas para hacer cayás. Luego las regalaban porque ellos las hacían para entretenerse y para mostrar su " sabiduría " manual.
La frase se decía cuando había una novilla que no " cuadraba " bien con ninguna vaca para hacer pareja, ni en el carro, ni en el arado, ni en el trillo.
Y también se decía la frase aplicada a las mozas y a los mozos.
- El hijo de Rematín es como el palo que nace doblao y no sirve pa hacer de él una buena cayá.
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- La muchacha de Berta se paece al palo de barda que nace doblao y su madre sabe que no sirve ni pa soltera ni pa casá.
Dos frases del idioma de Cereceda, que " gatos " y " gatas " utilizaban en la calle y que " gatinos " y " gatinas " aprendíamos aunque D. Lamberto o la Maestra de turno intentaran que habláramos el castellano que enseñaban en la Escuela Unitaria de Cereceda.
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