viernes, 24 de julio de 2020


... Y YO BUSCO UN MAR






Yo, que soy nacido en la montaña, siempre soñé con buscar un mar.
La primera vez que escuché hablar del mar fué a los afiladores gallegos. Ellos me hablaron de lo grande que era el mar.
- Te asomas a una orilla y no se ve la otra, decían en la posada de mis padres, después de cenar. Pero yo siempre pensé que exageraban, porque para mí el mar era como el río Yeltes junto al puente Cantería, cuando en invierno se desbordaba y llenaba todo el cauce.
Luego, cuando tuve cinco años y fuí a la escuela, D. Lamberto me enseñó el mar en un mapa de España. Allí había tres mares, pero a mí me parecieron pequeños.
Más tarde D. Lamberto me enseñó que el mar de los portugueses era muy grande, muy grande, tanto que un barco tardaba 30 días en ir de Lisboa a Buenos Aires.
Entonces empecé a soñar con un mar.
Mis años en Extremadura fueron lejos del mar. El río Guadiana y sus pantanos se parecían al mar. Pero se veía la otra orilla.
Un día pude ver el mar. El Mar Cantábrico. Un día que estaba enfadado y sus olas asustaban a las gentes acostumbradas a vivir junto a él. Fué en un pequeño pueblo de Vizcaya. En Ea. El mar estaba muy enfadado y arrastraba las piedras. Iba y venía, Y yo pude meterme en el mar y correr a la orilla para que las olas no mojasen mis pantalones.
Durante quince años el mar Cantábrico y yo nos "peleamos " porque yo le robaba sus pulpos, sus carramarros, sus lapas pegadas a las rocas y sus caracolillos.
Después me trasladé junto al Mediterráneo,
Ahora el mar y yo somos amigos. Lo visito muchos días por la mañana y por la tarde. Y me siento feliz cuando está enfadado y me recuerda al primer mar que yo conocí.

Foto  google.com

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