sábado, 11 de julio de 2020


DAR UNA EN EL CLAVO Y CIENTO EN LA HERRADURA

Significa que se debe intentar lo que se desea aunque se consiga solamente tras muchos intentos.




A mí me gustaba acudir al potro del tío Manolo, al final del primer tramo de la calle Larga.
En ese potro se herraban las vacas antes de la trilla.
El tío Manolo, que era el alcalde en los años de mi niñez, y su hijo Luís recibían la visita de los vecinos para herrar sus vacas, junto con los vecinos de Cilleros y de La Bastida.
Los herreros fabricaban los clavos en la fragua. Yo tiré muchas veces de la cadena del fuelle para " ayudar " en ese trabajo.
Una vez que el hierro estaba " al rojo vivo " lo ponían sobre el yunque y con un martillo y la " maestría de muchos años " los fabricaban en diferentes tamaños.
- Hay vacas que necesitan " callos " muy grandes, mientras que las novillas los necesitan pequeños.
Me llamaba la atención que , a veces, golpeaban en el yunque mientras hacían la herradura. Al principio yo pensaba que era falta de concentración, pero más tarde aprendí que lo hacía " a propio intento " para variar la intensidad de los golpes.
Cuando hacían herraduras para caballerías, utilizaban el mismo truco de errar algunos golpes para descansar el brazo del martilleo continuado sobre la herradura.
- No hay que golpear siempre en el callo porque se te olvida el ritmo. Hay que golpear a veces en el yunque para que cambies la fuerza, me explicó mi amigo Luís, el hijo del tío Manolo.
Sabio consejo para quienes quieren conseguir las cosas a la primera. Se deben dar golpes al aire - no acertar - para centrarse en el acierto.

Foto  google.com

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