viernes, 5 de julio de 2024

 LLEGAR A LA HORA DEL FRAILE





Es una frase que le gustaba decir a mi abuela Fausta.

Se refiere a la hora de la comida o de la cena

En la época de los frailes de órdenes mendicantes que se dedicaban a ir pidiendo por los pueblos para llevar " algo que comer " al convento, era normal que los frailes - siempre iban en parejas - se quedasen parados a la entrada de los pueblos  realizando sus rezos en el lugar llamado la Ermita del Humilladero 

Allí se entretenían hasta que consideraban que era la hora apropiada de la comida o de la cena, a la caída de la noche.

Entonces comenzaban su recorrido por las calles del Lugar - cada uno por una ruta diferente - con la esperanza de que alguna" viuda religiosa " los invitara a pasar a su cocina y les ofreciera un manjar apetitoso.

De esta forma se alimentaban al mediodía y al anochecer sin necesidad de utilizar los alimentos que - donados por los vecinos de las aldeas - debían mantener " sin consumir " hasta su llegada al convento.

Mi abuela se quejaba cuando aparecía por su casa algún familiar que residía en otro pueblo, " justo a la hora de la comida ".

Eso la obligaba a preparar una cuchara más en la mesa y, " muchas veces ", a poner plato para todos los comensales.

Cuando quienes se sentaban a la mesa eran los miembros de la familia, se servía la comida en una cazuela o en una fuente y, de ella , comían todos.

Una cuchara era suficiente porque la gente menuda no necesitaba cuchillo, y las personas mayores hacían uso, cada uno, de la su navaja.

Hoy, aunque hace años que no hay frailes mendicantes recorriendo los caminos de una Tierra Vacía como es Castilla, las mujeres castellanas continúan quejándose al Cielo, cuando se presenta algún comensal " a la hora del fraile ".


Foto  Google.com   Un fraile franciscano.


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