miércoles, 18 de marzo de 2020
LA CARRERA DE BARCOS
Las mujeres de esas familias eran nuestros temidos " piratas ". La señora Fermina salía con la escoba de barrer la puerta y su eterna amenaza " ¡ os váis a coger una pulmonía "...!. ¡ No véis que el agua viene de Fuente Grande y está helada ...!. Si te librabas de la madre de Paz, te esperaba la señora María, la madre de Mero, y luego la señora Trini, que un día emigró a América.
Después la señora Mercedes que nunca nos reñía ( falleció en los últimos días del año 1.949 ). Cuando vino a vivir a esa casa la abuela Magdalena, todos nos íbamos a la orilla de su casa porque era muy buena y nos daba manzanas. A la abuela Magdalena le enhebrábamos las agujas.
Avanzaban nuestros barcos hacia la casa de la señora Sabel María, la madre de Toña. Una buena mujer, pero que solía contarle mis " andanzas " a mi madre.
El siguiente paso era muy complicado. Nos esperaban las hermanas Chon y Catala. ¡ Cómo nos reñían !. Y en la otra orilla la señora Esperanza. Mariano, su hijo, nos avisaba si aparecía su madre.
Tras ellas la señora Jerónima, la madre de Ramona, que bajó a vivir a Cereceda desde La Bastida. Nos gritaba con amenazas de decírselo a nuestras madres.
Nos íbamos todos a la otra orilla. Allí vivía la señora Cesárea, la madre de Juana, que siempre decía que " nos íbamos a poner malos con el agua tan fría." Menos mal que su hijo Luís entendía nuestros juegos, y el señor Manolo, el herrero, le decía a su mujer " deja a los muchachos, si se ponen malos D. Juan los cura."
Quedaban pocas millas marinas para alcanzar la meta, ni siquiera un nudo marino, pero allí estaba el mayor peligro : la señora Francisca.
Nos recibía con una lata de las de echar a las gallinas, y su reprimenda.
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