" ABRIL MOJADO, malo en los linares, bueno en los sembrados "
En Cereceda los " gatos " pronunciaban este refrán en la taberna y en la fragua : " Abril mojao, malo pa los linares y los huertos, y bueno pa los sembraos ".
Por " sembraos " ellos entendían las tierras de trigo o cebada o " garrobas ", a las que las lluvias de abril les venían muy bien pues, si hacía mucho calor y no llovía, los trigos se quemaban con la abundancia de estiércol y de " noches de ovejas " y de abono mineral que les habían " tirado ".
En cambio a los huertos y a los linares la lluvia - y peor si era con tormenta - les sentaba muy mal.
Los huertos sembrados de cebada para segar en verde, veían la cebada " tumbada y pudriéndose " porque no se podía segar y echársela a las vacas mojada.
Los linares que tenían recién sembradas las patatas, si se " encharcaban ", as patatas se pudrían porque en Cereceda - la miseria de las " gatas " - las patatas de siembra se rajaban en tres trozos con una yema en cada trozo.
Y, si la lluvia impedía preparar los linares para la siembra, había que esperar a que la tierra se secara y " podía llegar San Isidro y estar las patatas sin sembrar ".
Este retraso en la siembra exigiría el tercer y cuarto riego cuando ya no hubiera agua en los manantiales que llenaban las pozas de riego.
El labrador de Cereceda que vivía del trigo y de las patatas, siempre estaba mirando al cielo y pidiendo que lloviera cuando él dijera.
" Hay que decirle al cielo que llueva cuando yo se lo pida " decía mi abuelo Matías.
Pero en Cereceda llovía, no cuando quería mi abuelo sino cuando Dios quería.
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