UN AMIGO " manitas "
En mis años de estudiante en Salamanca, me maravillaba que en algunos portales de entrada a las viviendas de la calle Zamora, hubiera una tiendecita.
En una de aquellas " tiendecitas portaleras " se cambiaban novelas del Oeste o novelas policiacas o novelas de amor.
Te comprabas una - que te vendían en esa tienda - y luego leías todas las que quisieras, cambiándolas, por una cantidad " ridícula de dinero ".
Además del Quijote y de Miguel Delibes y de Torrente Ballester, yo adquiría vocabulario castellano con noveles de Marcial Lafuente Estefanía y Agata Christie y Corín Tellado.
En otra tiendecita te cargaban de tinta las plumas estilográficas.
Y en otra, cerca de la Puerta Zamora, te cambiaban las varillas del paraguas, que el viento cierzo, te había roto.
En mis últimas visitas a la universitaria Salamanca las " tiendecitas portaleras " habían desaparecido.
Esas pequeñas tiendas eran y son mi debilidad.
El otro día la llave de la puerta blindada de mi vivienda se partió por la mitad.
Mi temor a que una mitad se hubiera quedado en el interior de la cerradura me asustó.
Se había caído al suelo.
Con mis dos trozos de llave me fuí a buscar una tienda " donde se hacen copias de llaves ".
Un hombre afable, simpático y " manitas " me devolvió la sonrisa por una " módica " cantidad de euros.
En un santiamén me entregó una llave nueva para mi puerta blindada.
Hoy el " copiador de llaves y arreglador de tacones rotos y afilador de cuchillos y tijeras y " mil cosas más " es un gran amigo mío.
Su nombre es bíblico.
Es el nombre del mayor de los seis hijos de Jacob y Lea.
Foto blog Pataloso
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