viernes, 18 de mayo de 2018
HACEMOS UN TRATO " GANADERO ".
En un trato ganadero, realizado en Cereceda o en Tamames cuando había feria en un martes, intervenían varias personas o personajes.
Estaban el vendedor y el comprador. A ellos se unían el comisionista, el tratante y " alguno más que pasaba por allí. "
El comisionista era el intermediario entre el ganadero y el tratante. El comisionista intervenía para que llegase a " buen fin " el trato. Normalmente el comisionista cobraba una " comisión del 1 % al comprador y al vendedor. El comisionista estaba en Tamames, daba vueltas por el ferial, saludaba y conocía a todos los vendedores, invitaba en los bares y, en ocasiones, pagaba el alboroque.
( Yo escribí un artículo sobre el alboroque en el blog el 19 de Setiembre de 2.016 )
El tratante era la persona que entendía de ese " ganado " según fuera vaca, churro, oveja o marrano.
El tratante exponía su dinero en los tratos o compraba por encargo de algún particular o de un matadero.
El tratante " bueno " compraba siempre " a ojo ". Odiaba la báscula porque en ese trato su engaño era menor y menor también su ganancia.
Recuerdo los tratantes en lo alto del ferial de Tamames, con las tijeras en la mano para marcar sus compras, esperando que llegáramos " los de Cereceda " en cualquier martes de feria.
El corredor era otro personaje muy importante en los tratos de Cereceda.
El corredor era un vecino del pueblo, amigo de algún tratante, que se interesaba por " conocer si tenías algún churro o alguna vaca para vender ".
El corredor compraba para otro. Él no exponía su dinero. A cambio recibía una " propina " del comprador y, siempre el agradecimiento del vendedor.
En el bar de mis padres era el corredor quien pagaba el alboroque. Alboroque que le cobraba al comprador.
Foto www.google.es
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