miércoles, 17 de junio de 2020
ENGARAÑADO
Es una preciosa palabra de Cereceda.
Significa " aterido de frío, entumecido por el frío."
Figura en el listado del diccionario de las palabras catetas.
- Déjame que me acerque a la lumbre. Traigo las manos engarañás. No podré ni agarrar la cuchara para cenar.
En Cereceda todos volvíamos cada noche a casa, en el invierno, engarañaos. Recuerdo que mi padre me daba el farol para que yo lo llevara cuando andábamos recogiendo las ovejas nuestras por los corrales de otros amos. Siempre temía que el faros se me cayera de la mano porque los dedos estaban engarañaos.
- Una de las mejores diversiones de los muchachos del pueblo era tirar los chupiteles que se formaban en los tejados. Había que tener buena puntería para partirlos por debajo de las tejas. Si te fallaba la puntería y rompías la salida de la canal de una teja, ¡ pobre de ti ! porque el dueño del tejado se enteraría y se lo diría a tu padre. Esos chupiteles eran los helados de mis tiempos de niño. Eran gratis y en Cereceda a partir de noviembre eran abundantes. El problema era que " te se quedaban los dedos engarañaos y luego te salían sabañones."
En Cereceda también de empleaba la palabra " garaña " para designar a una persona que tenía " manos de señorita " y le hacían daño las sogas del carro o se le escapaban de la mano las raíces cuando íbamos - no servíamos para otra cosa - a sacudir las raíces que nuestros padres sacaban - azadón en mano - en las suertes de Valdecarros.
- Eres un " garaña " te se floja la cuerda de la peonza y no le pegas nunca a ninguna del corro, esa frase te dejaba pálido en medio de la plaza o se reían de ti en el campo escolar.
Fotos google.com
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