VEINTE DUROS EN EL MOSTRADOR DE LA TABERNA
El viernes me encontré con un " conocido ", castellano " viejo ", porque sus apellidos son Fernández, hijo de Fernando, y Rodríguez, hijo de Rodrigo.
- En mi pueblo, en el pueblo en el que yo nací y me crié había muchas personas que se apellidaban Fernández Fernández o Pérez Pérez porque antaño los matrimonios se hacían entre mozos y mozas del pueblo que, a veces, eran primos segundos o primos carnales.
Mi " conocido " de alguna caminata mañanera, se marchó al terminar la mili a un país de Centroeuropa. Allí se enamoró de una moza de tierras salmantinas, volvió al pueblo para la boda, y se han pasao, marido y mujer, cuarenta años trabajando en aquel país.
- Mi mujer y yo trabajábamos todos los días, domingos y festivos incluídos, hasta la jubilación. Hoy disfruto de una buena jubilación y con mis hijos casados y residiendo en varios países de Europa, entre ellos España. Hoy soy un hombre " rico ".
Le pido que me cuente alguna anécdota del " emigrante ".
Se ríe antes de empezar a contármela. El recuerdo le hace reír.
- Te cuento : A los dos años de estar en el extranjero y un año antes de casarme, volví a mi pueblo. En mi pueblo había tres tabernas : la de Lucio, la de Nicolás y la de Jacinta. Yo iba siempre a la de Jacinta, que estaba en la Plaza. Fuí a la taberna y puse veinte duros en la barra para invitar a todos los que estaban allí. Había unas veinte personas. Jacinta les sirvió a cada uno lo que quiso y cuando me iba a dar las " vueltas ", le dije que se las quedara de propina. Llevaba dos años sin dar propina porque yo no entraba en los bares del extranjero.
- Eras un " chuleta " de pueblo que traía dinero " fresco ", le digo yo sonriendo.
- Este año he vuelto hace unos días al pueblo. Quedaba solamente la taberna de Jacinta. He entrado y le he pedido que invite a los que estaban alrededor de una mesa, y le he puesto sobre la barra de la taberna veinte euros. Jacinta se ha reído y me ha dicho " solamente hay cinco invitaciones porque Roque te lo agradece pero no toma nada. De un billete de diez euros te sobra dinero".
- He salido de la taberna, que ahora se llama bar Jacinta, y he mirado a la torre del campanario donde habitan una pareja de cigüeñas.
- Hogaño no has podido presumir de " rico " como antaño, le digo cortando lo que me quería explicar.
- Mi pueblo está viejo, como yo, y mis euros no sirven para invitar a mis paisanos porque unos se han muerto y otros se han ido tan lejos que ya casi no los recuerdo.
- Y te has subido en tu mercedes y te has vuelto triste, muy triste, a la capital.
Estoy seguro de que he adivinado el final de la anécdota.
Foto Google.com
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