NO SE ACUERDA EL CURA DE CUANDO FUÉ SACRISTÁN
Este refrán me lo ha enviado un " viejo " sacristán que durante muchos años ayudó a los párrocos que llegaron a su pueblo tras leer el artículo del blog que hablaba de los cardillos y el sacristán.
- Como era un pueblo pequeño, el señor Obispo cambiaba al cura del pueblo cada pocos años, hasta que el pueblo se quedó sin cura párroco y venía uno de la capital de la diócesis a celebrar las misas y los oficios religiosos. Esos párrocos algunos eran " dadivosos " pero otros eran tacaños y los monaguillos y el sacristán recibíamos poca recompensa en dinero por nuestro trabajo. Una vez que me quejé al Arcipreste de la zona y me dijo este refrán: " No se acuerda el cura de cuando fué sacristán ".
En la iglesia tenían preferencia para ejercer de sacristán aquellos seminaristas que durante las fiestas y las vacaciones estaban en el pueblo o en su parroquia de la ciudad.
De esta forma iban " aprendiendo el oficio " y se familiarizaban con los actos religiosos propios del año litúrgico.
Estos seminaristas, algunos ordenados de diáconos, estaban siempre prestos a ayudar al cura del pueblo o de la parroquia en la capital, y no recibían ningún estipendio de parte del sacerdote.
El sacristán y los monaguillos preferían que ese joven, futuro sacerdote, no apareciera por la parroquia pues, de esa forma, ellos ayudaban al sacerdote y recibían, casi siempre, una " paga " aunque fuera pequeña y algún donativo de los mayordomos en las Fiestas y de los padrinos en las bodas y en los bautizos.
Hoy recuerdo " con cariño " al señor Eleuterio que era el sacristán de Cereceda en mis años como monaguillo y que fué quien me enseñó el " oficio ".
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