LA CLASE DE LATÍN
Este poema de un profesor de latin se lo dedica el blog a todos aquellos seguidores que un día estudiaron el Bachillerato y aprendieron la primera declinación: Rosa - rosae
Rosa, rosas, rosarum . . . ¡ Qué jardín !.
El jardín que me queda: rosam, rosis . . .
Pobres rosas, eternamente rosae,
Rosarum, rosis . . ., inmutables rosas,
rosas sin tiempo, sin el tiempo ardiente
de la prisa del hombre por la vida;
la vida que es la rosa que se enciende,
la rosa que se apaga, oliendo a rosas,
mientras persiste el ansia de más rosas.
Nominativo rosa, genitivo . . .
Miran los niños hacia las ventanas
embestidas de cielo y campo libre . . .
" ¡ Atención, niños !. Genitivo rosae
acusativo . . . No perdáis
el tiempo porque el tiempo es oro, dicen ".
Dicen . . . Bien sabe el profesor que no;
que el tiempo es rosa; que él está perdiendo
el tiempo de las rosas, declinando
rosam, rosarum, rosas sin olor,
mientras las rosas de la vida pasan,
van floreciendo aprisa sin que esperen
que se acabe la clase que, erudita,
persiste en su académico tesón
de modelar hombres eternos, hombres
que se coronen con guirnaldas rosarum.
Pero el profesor sabe ( sabe poco
y eso le basta ) que las rosas
no se declinan; que de tal manera
las rosas y los hombres se conjugan,
que el tiempo de las rosas tiene pulso
y el tiempo de los hombres , tiene el tallo
incierto, breve y frágil de las rosas.
José Luís Sierra
Foto Google.com Gramática de latín.
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