EL ÁRBOL TORCIDO
- ¿ Qué hacemos con este roble ?.
- Déjalo. Total, pa lo que sirve . . . De ahí no sacamos ni una traviesa. Ya lo cortaremos pa la lumbre.
Esas palabras podían escucharse en el monte de Cereceda o en algún prao a la hora de pensar en hacer una corta robles para sacar un dinero al convertirlos en traviesas para el ferrocarril o para las minas de hierro de León.
Y aquel árbol torcido, que no servía pa traviesas, llegó a su ancianidad sin que nadie se molestase en mirarlo ni en cortarlo.
En cambio los robles altos, derechos y hermosos, cuando llegaban a un cierto grosor eran " tumbados sin misericordia " para convertirlos en traviesas.
Las traviesas de roble eran llevadas en camiones para ser empleadas en las vías del ferrocarril o " dormir " bajo tierra en las galerías de las minas leonesas.
El contratista de la " corta " era muy buen amigo mío porque vivía en la posada de mis padres.
Esos contratistas - porque el jefe era siempre el mismo pero el encargado de vigilar la " corta " era diferente en cada una - me contaban cientos de historias de las tierras leonesas y extremeñas, las zonas en las que ellos " se movían ".
Y me enseñaban canciones y me hablaban de las fiestas de sus pueblos y de sus novias o de sus mujeres y sus hijos y de todas las posadas en las que habían dormido.
En aquellos años todos los pueblos tenían posada y bar y habitantes.
Hoy, muchos pueblos están " muertos " porque no hay escuela ni bar ni posada ni habitantes.
Foto pinterest.es
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