EL BUCHE Y LA GATINA
Los buches son muy juguetones - como los niños pequeños - cuando están bien alimentados y pueden correr y saltar por el prado sin la compañía de su madre.
Hoy la gatina Rufita, hija de la gata Rabona, que gobernó la casa de mis padres durante muchos años, se ha acercado hasta el prado de casa.
En Cereceda, ya lo he contado, casi todas las casas tenían un huerto, que a veces llamamos " cortina ", junto al corral de la vivienda.
Ese huerto, convertido en prado, era el lugar en el que se criaban los corderines y los chivines y los pollitos vigilados por la gallina clueca, y hasta el buche.
A la gatina Rufina le gustaba acariciar el morro del buche, que tardó mucho tiempo en ser " bautizado ".
Una tarde el buche metió la cabeza entre los dos últimos palos de la engarilla, la sacó de su sitio y se presentó " de pronto " en el corral con gran enfado por parte de mi madre que le acababa de poner la comida a las gallinas.
Además en su carrera alocada aplastó un pollito que quedó inválido de una pata.
Entonces mi madre dijo " este buche está salvaje y como no arregléis los palos de la engarilla y la sujetéis con la volvedera, me va a dejar sin pollines ".
Y desde aquel día el buche pasó a ser llamado " Salvaje ".
Foto pinterest.es
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