LA SILLA DE LA SALA

Esa silla era de un " juego " de cuatro sillas que estaban en la sala y que se utilizaban en las cenas de la matanza, cuando además de la familia, se invitaba al cabrero y al pastor.

La cena era alrededor de la camilla grande de la sala.

La sala era la habitación principal de la casa en la que estaban las alcobas.

Las alcobas eran pequeños dormitorios con un hueco para la puerta, que nunca se puso, porque el hueco se cubría con una cortina.

En la sala dormía toda la familia.

Esa silla era la silla de la abuela o del abuelo, o, como decía mi madre, " ésa es la silla en la que sienta el párroco cuando está invitado ".

Un día la familia emigró y esa silla nadie quiso llevársela a su casa aunque la ofrecieron a parientes, a amigos y a vecinos.

Por esa razón la sacaron al huerto.

Y allí, entre las hierbas y la maleza, está a la espera de una mano amiga que la devuelva, si no a la sala, al menos a la cocina.

La cocina ocupaba el segundo lugar en la categoría de las habitaciones de la casa.

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