TENER BUENAS ALDABAS
Se decía en Cereceda cuando alguien presumía de poseer amigos importantes en la capital.
La aldaba era el llamador que tenían todas las casas del pueblo en fechas anteriores a la aparición de los timbres eléctricos. En Cereceda era costumbre que los vecinos " ricos " presumieran de tener amigos importantes en la capital. Esos amigos solían ser personas funcionarios o con profesiones liberales, sobre todo, abogados o gentes del Derecho. Un amigo funcionario en la Diputación te abría muchas puertas a la hora de solucionar algún
problema ganadero. Hoy sería el cobro de ayudas de la Unión Europea.
Una buena llamada a la puerta adecuada podría contribuir a la entrada de un hijo en la Guardia Civil,
en la Policía Nacional, o ayudar en los exámenes de una oposición al Ayuntamiento de la capital.
Mi abuela Fausta decía que, cuando se acude a llamar a una puerta, mediante unos golpes con la aldaba utilizando la mano derecha, se debía llevar algo en la mano izquierda.
Era la famosa cesta que los " gatos " que iban a la capital llevaban en el coche de línea y que, en los tiempos de los fielatos, tantos disgustos costó.
Un alcalde de un pequeño pueblo castellano me contaba mil historias de su llegada a la Diputación de su provincia con la cesta en la mano para hablar con el Presidente de la Diputación, y las reverencias que le
hacían los conserjes cuando lo veían llegar. " Para mí, me decía, siempre estaba don T. porque yo llevaba quesos o chorizos en la cesta. Para otros alcaldes el Presidente de la Diputación estaba de viaje, porque iban a verlo con las manos vacías.
Hoy decimos que una llamada por teléfono abre muchas puertas.
Mi padre decía que una llamada " bien hecha " solucionaba todos los problemas, Claro, que se debe saber a quién hacerla."
Foto pinterest.es
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