EL CAMBIO DE HORARIO
Cuando llega el final de Octubre, las hojas se caen, el otoño llega en toda su soledad y mis perros tienen que acostumbrarse a cenar " a altas horas de la oscuridad."
Mis perros están acostumbrados a cenar de acuerdo con el sol.
El " desayuno " lo hacen siempre a las nueve. Una buena hora para quienes trabajan de noche y duermen hasta que el sol está alto.
La cena les llega , o al menos eso desean ellos, cuando " el sol se pone ", que decimos en Cereceda.
Siempre me ha llamado la atención la frase que decíamos en verano : " es la hora de ponerse el sol"
porque el sol tenía la obligación de ponerse cuando nosotros estábamos cansados.
Se ponía el sol y nos íbamos para casa.
En cambio, la salida del sol nos encontraba en las tierras o en los linares.
A las gentes del campo nos gustaba trabajar " de sol a sol ". Desde la salida del sol hasta su puesta, o, como decíamos en el pueblo, " gatos " y " gatas ", hasta que el sol se " iba pa Zarzoso ".
Hoy, el cambio de hora me recuerda que mi padre tenía como reloj el sol, y vacas, marranos o gallinas tenían como reloj el sol.
Las cabras y las ovejas se " regían " por el " reloj del pastor o del cabrero " que miraban al cielo y " adivinaban " si el ganado quería acudir al corral, o a la corraliza, o a la zona del Valle Trigal para pasar la noche.
Foto pinterest.es
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