sábado, 2 de octubre de 2021

-  CARBONERO,  ¿ cuánto ganas ?

- Si me duermo, nada.





Los jóvenes de Cereceda escuchan con admiración y, quizás, con incredulidad, las historias que se cuentan sobre carboneras y carboneros.

Como los trillos, las parejas de vacas y las hacinas han desaparecido del paisaje de las Eras, es complicado explicarles que una zona de las mismas, la más próxima a la Azebea, se ha llamado siempre las Carboneras.

En esa zona era complicado trillar, mucho más limpiar y complicadísimo barrer porque quedaban restos de ceniza y carbón quemado de la época en que allí se hacían carboneras.

Mi abuelo Matías me contó que en el pueblo había hombres y mozos especialistas en hacer carbón. Carbón de roble porque en el pueblo sólo había una encina, la encina de la Puente San Martín.

Acompañando a los carboneros de Cereceda se encontraban con frecuencia carboneros de La Nava. 

El lugar elegido era en la hondonada de lo que hoy y ayer y antier y transantier hemos llamado las Eras - los vecinos del pueblo en el siglo XVIII la denominaban las Eras de Abajo en contraposicón con las Eras de Arriba situadas a la salida del pueblo hacia Sequeros, era ideal porque allí entraba mal el aire y el agua estaba muy cerca.






La fuente de la Azebea siempre ha manado mucho y podía abastecer de agua para apagar el carbón y el cisco que hacían con las ramas delgadas de los robles.

Los carboneros colocaban los troncos formando un cono, dejaban un hueco pequeño para el tiro del fuego y cubrían el resto de la carbonera con una capa de tierra. Si era barro mucho mejor pues era más difícil que se hiciera una " chimenea " en la carbonera.

Encendida la carbonera había que vigilarla día y noche para que no se quemaran los troncos de roble por abrirse alguna " chimenea ".

De ahí, la respuesta del carbonero : " Si me duermo, nada " porque el carbón se convierte en ceniza.


Foto  google.com

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