LA PERRA EN LA BURRA
La foto es una bella estampa del Cereceda de mi niñez.
La perra siempre nos acompañaba a los huertos cercanos a la casa, pero también a los linares.
Algunos linares estaban muy lejos del pueblo. La Nava el Mónago, la Fuente Castaño, la Casa el Serrano obligaban a caminar durante mucho rato a los perritos pequeños.
A la ida la burra llevaba en los serones el estiércol del corral y perrita y dueño iban caminando, pero la vuelta con los serones vacíos era ocasión propicia para que amo y perrita regresaran montados en la burra.
A la perrita " Sevino " procedente de La Pesga le encantaba viajar subida en la burra. Ella estaba acostumbrada a moverse por los atajos entre peñas de Las Hurdes subida con su dueño en el mulo.
A mí me fastidiaba llevar la perra en la burra. Me gustaba que fuera caminando a saltitos delante o a mi lado, si yo iba a pie.
A los perros de Cereceda les enfadaba ir subidos en el carro de las vacas, aunque fueran muy pequeños.
- Es que ir en el carro es para ellos como estar en la cárcel. Les gusta ir detrás del carro. En verano les gusta caminar debajo del carro a la sombra porque, si el carro vuelca a ellos no los pilla, decía el tío Manuel.
- En verano es bueno ser perro. Comes, bebes, no siegas ni trillas, y para acarrear te metes bajo el carro a la sombra, decía el tío Luís.
El perro era un compañero inseparable de los " gatos " tanto en verano como en invierno, pero pocos lo llevaban subido en la burra.
Foto pinterest.es
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