FORTUNA Y ACEITUNA, a veces, mucha y, a veces, ninguna
Es un dicho muy popular : Unos años hay gran cosecha de aceitunas y de aceite, y otros años ninguna.
Ese dicho me lo enseñó un jurdano de Ladrillar, aunque él decía : " señor Cándido, fortuna y aceituna, unos años mucha y otros nenguna."
Era un hombrito de pequeña estatura y de ojos encendidos que veía en la oscuridad y me contaba historias de la cueva de la Mora y de las cascadas de los riachuelos de las Jurdes.
- Algunos años los olivos tienen las ramas abangás de tantas aceitunas, y gordas, que todo es aceite. Ese año nos " sonrei " la fortuna y hasta las cuatro cabrinas que tengo paren a dos chivinos y jacemus queso. Pero otros años los olivos están transíos, sin hojas, sin frutos, y las cabras parin a un solo chivín que está medio esmirrau.
Y el pobre jurdano se ponía triste pensando en sus cuatro olivos y en sus cuatro cabras.
Mi madre lo consolaba y le ponía un plato con patatas cocidas para cenar, y se sentaba a la camilla con nosotros y cenaba en silencio.
Yo le decía a mi padre que teníamos que ir un año a la fiesta de Ladrillar, porque siempre nos invitaba, pero mi padre decía que estaba muy lejos para ir con la burra.
Nunca supe su nombre porque mi padre lo llamaba " Veleguín " que es el " mote " de los habitantes de ese pueblo. Un día que yo le pregunté por qué los llamaban así, me dijo " somos personas que nos gusta movernos, que no paramos quietos en nengún sitio."
Un mañana del mes de marzo, hace muchísimos años, se levantó y se fué a Suiza. Abandonó los cuatro olivinos y buscó la fortuna entre nieve y pinares.
Y allí, tan lejos de sus Jurdes, la encontró.
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