LOS CORDERINES EN LAS ALFORJAS
Los metió en las alforjas y emprendimos la vuelta a Cereceda por la cuesta del Ferial arriba y luego por la carretera Aldeanueva.
Mi padre era amigo del dueño de la taberna que había una vez pasado el puente sobre el regato de Aldeanueva, y entró a " tomar un chato " y saludar a su amigo.
Yo seguí cuesta arriba con la burra hasta la casilla de los camineros y me detuve en la fuente que había al lado de la casilla para esperar a mi padre, e intenté sacar a un garrapín de las alforjas pero no pude.
Cuando llegó mi padre me echó una " riña " pues le conté lo que quise hacer pero no pude.
- Si hubieras sacao al garrapín, se te hubiera escapao y se hubiera convertido en un jabalín, me dijo riendo.
- Es que no hacían más que gruñir. Estaban cansados de estar en las alforjas y tenían hambre, le dije yo con el " miedo en el cuerpo " porque si los hubiera sacado, se escaparían monte abajo corriendo.
Mi tristeza la eliminó mi madre al meterlos en un chicorzo pequeño que había en la cuadra y echarle una lata de trigo para consolarlos.
Foto pinterest.es
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