"  VIENE MAYO CON SUS ROSAS, junio con sus claveles y julio con sus espigas hermosas ".

María, de quien llevaba algunos meses sin tener noticias, debido a su trabajo en un país centroeuropeo, me envía este dicho de su grand-mére, emigrante " de niña " desde un pueblecito de Ávila a un país del Centro de Europa.

María ese " dicho " también lo decían las " gatas " en Cereceda.

A las " gatas " les gustaba marcar los meses del año con alguna flor.

Para ellas el mes de las rosas era mayo. Los rosales eran muy abundantes en las puertas de las casas del pueblo y en mayo ya reventaban los botones porque solían estar a la solana y estaban siempre frescos y regados porque el agua en mayo recorría las calles del pueblo desde la Poza hasta los huertos.

Los claveles estaban en los tiestos de los balcones o junto a la portera de entrada a los huertos, pegados a la pared para que el sol no los " quemase " antes de brotar.

El mes de julio, si el tiempo lo permitía, las tierras estaban hermosas con las espigas doradas e inclinadas hacia el suelo por el peso de los granos de trigo.

Aquellas tierras que no tenían " centenas " - espigas de centeno - eran una preciosidad cuando llegaba el mes de julio y cada noche se afilaban las hoces para la siega.

Fotos  Google.com y pintereet.es