domingo, 8 de septiembre de 2024

 TIEMPO DE SEMENTERA  


  





El mes de setiembre me trae muchos recuerdos de Cereceda.

Un recuerdo muy feliz eran los días que dedicábamos a sacar las patatas de los linares.

Había que echar unos cuantos sacos en el carro, las azadas y los tres cestos en los que las íbamos seleccionando : las gordas que eran las que vendíamos, las de sembradura para el año siguiente, que se buscaba que sirvieran de simiente sin tener que rajarlas, y las pequeñas que servían para alimento del ganado.

En el cesto de las pequeñas echábamos también todas aquellas a las que la azada quitaba un trozo o las rajaba porque era necesario aprovecharlas en pocos días pues se " pudrían ".

Mi padre añadía en el carro un saco de heno para que " se entretuvieran las vacas junto con los " brazaos " de vides que le tirábamos también.

Mi madre - y todas las " gatas " - llevaban un puchero de barro " pa cocer unas patatas que sirvieran de comida, si el tiempo lo permitía porque eran días de lluvia y de frío".

En Cereceda en setiembre refresca y yo he visto a " gatos " sacar patatas con la chaqueta de pana puesta como si fuera noviembre o diciembre.

La otra faena era la sementera.

La madrugada para echarle de comer a las vacas, el carro con los sacos de mineral, el saco de trigo que había dormido toda la noche " bautizado con piedralipe, el saco especial de tirar la simiente y el saco de heno para las vacas.

Además iba el arado " montado " y la " zuela " por si hay que apretar las cuñas o la reja o nivelar los orejones.

Si la tierra estaba lejos, al mediodía me tocaba ir a llevar la comida a mi padre y perder la tarde de escuela.

Si la tierra estaba cerca, mi padre venía a comer a casa aunque fuera a deshora.

Así era setiembre en Cereceda y así eran también muchos días de octubre.


Foto  Google.com  La siembra del trigo a voleo, como lo hacíamos en Cereceda.

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