miércoles, 25 de septiembre de 2024

 PACIENCIA, SEÑOR SALUSTIANO, que ya picarán





En los años en los que yo me pasaba las mañanas - hasta las once - y las tardes - a partir de las seis que era la hora de " tocar el boyero " - cuidando las vacas en el río Yeltes para que comieran la poca yerba que había y las juncias, en el río se podían pescar barbos y truchas.

El señor Salustiano era un gran aficionado a la pesca con caña.

Mi tío Horacio y yo éramos aficionados a pescar con el trasmallo, y otros " gatos " hacían la " faena " con una maza, que atontaba los peces y se subían a la superficie, donde los " cogías con la mano a puñaos ".

El señor Salustiano tenía una paciencia sin límites.

El señor Salustiano llegaba de otro pueblo " a pasar el rato en este río ", me decía todo serio.

Yo sospecho que en el pueblo donde vivía el señor Salustiano no había río.

Era un pueblo " maldito ",

" . . . en este maldito pueblo sin río . . .    "   La casa de Bernarda Alba - Acto 1 . ( F. García Lorca ).

Le gustaba sentarse en la orilla y esperar que picasen.

- " Paciencia, señor Salustiano, que ya picarán ", le decía yo.

Un día me preguntó mi nombre y, cuando yo se lo dije, añadió todo serio " a mí me llaman Salustiano ".

Mi padre decía que ese señor había sido jefe de estación y estaba cansado de ver pasar trenes.

 " Por eso ahora le gusta ver correr el agua del río. 
- No viene a pescar, viene ver correr el agua del río Yeltes, me dijo un día Roberto, seminarista en Calatrava, que venía algunas tardes " a darle conversación ".


Foto  pinterest.es



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