EL POTE DEL AGUA CALIENTE
Es un recipiente tradicional indicado para cocer alimentos durante periodos de tiempo prolongados. Así el pote gallego o el pote asturiano.
En casa de mis abuelas, en mi casa y en muchas casas de Cereceda el pote servía para calentar el agua. El pote estaba día y noche a la lumbre. A mi madre le gustaba más el calderete porque en el bar se necesitaba la lumbre para preparar otros guisos y para poner pucheros y sartenes.
Mis recuerdos del pote están separados de los guisos de comidas., pero unidos al agua caliente para fregar, para echar a ablandar la comida de las gallinas o de los garrapines.
Cada mañana de invierno yo me acercaba al pote para coger agua con un cazo pequeño y echarla en la palangana y lavarme la cara antes de desayunar. El pote mantenía el agua caliente durante la noche pues su sitio era pegado a los dos troncos de roble que mantenían el fuego nocturno.
El pote tenía tres patas y era muy similar al tajo de tres patas. Sillas, mesas y taburetes tenían cuatro patas.
Hace venticinco años acudí, un domingo por la mañana, a un rastro que se montaba, y se monta, junto a la carretera entre Benidorm y Altea en un edificio que había sido restaurante famoso y de " alta categoría ". En su interior y en lo que había sido aparcamiento, aquel domingo se instalaron puestos de venta de artículos de todo tipo. Muchos de los puestos de venta estaban " en manos " de extranjeros quienes me ofrecieron objetos antiguos. Entre ellos había un pote, del que el vendedor desconocía su procedencia.
Lo adquirí para adorno de mi casa, con su tapadera de metal " a juego," por un precio que me pareció elevado. Pero, en fin, era un recuerdo de la cocina de mi abuela y de la cocina de mi casa, y de mis años infantiles, y de la felicidad que me proporcionaba, cada mañana, al lavarme las manos y la cara con el agua que, la lumbre y él, habían calentado.
Foto es.wikipedia.org
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