EL TAPABOCAS
Así llamábamos a la bufanda cuando las madres nos la ponían para tapar la boca.
En el invierno de Cereceda había días de heladas y de nieve que era necesario llevar un gorro que tapase cabeza y orejas y una bufanda para tapar el cuello, la nariz y la boca. Los guantes eran el otro complemento obligatorio.
La bufanda, hecha en casa con lana de las ovejas, era larga para que diera dos vueltas " alredor " del cuello.
Los niños y las niñas parecíamos dragones arrojando fuego por la boca y la nariz al recorrer las callescamino de la escuela.
Las personas mayores también llevaban bufandas tapando la boca - tapabocas - porque el viento frío " helaba las palabras y al hablar se hacían pequeños cristales de hielo entre la nariz y la boca."
Más tarde aparecieron los gorros que tenían solamente un espacio abierto para los ojos, cual una rendija, y cubrían toda la cabeza y el cuello.
A mí me gustaba la bufanda pero me enfadaba cuando mi madre me ponía la bufanda tapándome la boca y la nariz. Por esa razón, el tapabocas me duraba puesto hasta que llegaba a la puerta del corral. Además, he contado que a los niños " valientes " nos gustaba tirar de los tejados los " chupiteles " y caminar por la calle, camino de la escuela, con un trozo de hielo en la boca sujeto con la mano izquierda porque en la derecha llevábamos la estufa.
¡ Qué años aquellos en los que el frío " no se atrevía " con nosotros !, pensarán al leer este artículo, " gatos " y " gatas " repartidos por el mundo.
Foto google.com
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