BREBAJO
Con esta palabra denominaba mi padre la medicina que él le daba, en muchas ocasiones aconsejado por el tío Fael - Rafael Rodríguez -, a todo el ganado que estaba enfermo.
En el diccionario dice " refresco formado por salvado, sal y agua que se daba al ganado como medicina."
En mi casa había varias botellas preparadas para dar el brebajo - yo lo llamaba brebaje - a cualquier animal que se pusiera enfermo.
Había una botella pequeña con un tapón de madera agujereado por una cánula, hecha de madera de sahúgo, para los garrapos chicos, los cabritos y los corderos. Una botella de cuartillo - medio litro - de las que vendíamos en el bar, las botellas de la gaseosa, era la utilizada para marranos, vacas, cabras y ovejas. Desconozco si alguna vez hubo que dar el brebajo a la burra porque nunca estaba " mala."
Cuando el albéitar - veterinario de pueblo sin estudios ni título - acudía al corral, mi padre le informaba de las observaciones que él había hecho del animal : ni rumia ni bebe agua, ni quiere comer , para que adivinara la enfermedad. Luego el albéitar le decía la receta : un brebajo de ... Mi padre lo escuchaba en silencio, preparaba el brebajo y se lo administrábamos, a veces ayudados de una soga o de la volvedera.
Siempre preparábamos " pa que sobre ", decía mi padre.
Los componentes del brebajo eran agua, sal, salvado, el agua de cocer alguna yerba y unas gotas de vinagre o cualquier otro componente casero.
Hoy los brebajos son pastillas o inyecciones que receta el veterinario y se compran en la farmacia de El Cabaco o de Tamames.
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