ECHAR UN CIGARRO
- ¡ Vamos a echar un cigarro !, era una frase propia de los " gatos " cuando " las cosas se ponían feas " o el asunto que estaban tratando se atascaba y la solución se complicaba.
La petaca en el bolsillo del chaleco, el librito de JEAN o de ZIG - ZAG , y el mechero con una mecha que midiera " por lo menos dos cuartas ", eran una fórmula magistral para resolver cualquier conflicto.
- Que las tus vacas se han metío en las remolachas de Toñín en la Vega y tienes que darle tres cestos, de las tus remolachas, decía el juez de paz de Cereceda.
- Que no. Que las sus remolachas no valían pa ná, pero si no les hendió el surco, si las zachó cuando la yerba no dejaba verlas, si las ha regao una sola vez, si ...
Entonces aparecía el " gato bueno " para mediar en la denuncia.
- Mira. Nicanor, vamos a echar un cigarro y a pensar con calma la solución. Lo que dice el juez está bien. Tres cestos de las patatas me parece una tasación adecuada. Toma, échate tabaco en la mano, toma el librito y coge un papel. Líalo con calma que te se va a caer la mitá al suelo. Aquí tienes el mi mechero ya prendío. Enciende y dale una buena chupá. Y ahora dile a Anselmo, que es un hombre de paz, que conforme, que le darás tres cestos de las tus remolachas de la Mata Sabina, y en paz.
Mi padre decía que la petaca hacía más amigos que el dinero.
- Y si a quien se la ofrece, no fuma, le argumentaba yo.
- Es igual. Tú ya has cumplío, sentenciaba mi padre.
Fotos google.com Petaca, librito y mechero.
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