EL " ORO NEGRO " DE CERECEDA (continuación )
El único reloj que regulaba la hora de riego era el reloj que había en la secretaría del pueblo.
Antes de ir a la poza todos los vecinos " ponían su reloj en hora " por el reloj del Ayuntamiento. En muchos años cada vecino acudía a la poza con su reloj despertador.
La poza la destapaba el Fiel, que era quien hacía los tercios de agua para regar. " Nadie decía ni una palabra " a la distribución que hacía el Fiel, que solía tener en cuenta la distancia al huerto a la hora de hacer los tercios.
Aquellos linares que se encontraban situados a la derecha de la carretera de Ciudad Rodrigo a Béjar necesitaban pasar el agua cruzando la carretera. Había dos pasos del agua : una alcantarilla que había a la altura de la Azera la Vieja y el sifón de Matahijos.
El sifón era la forma mejor para pasar el agua. Consistía en un pequeño depósito en un lado que se llenaba y con un tubo bajo tierra iba empujando el agua al otro lado, donde había otro pequeño depósito.
Cuando éste se llenaba, el agua corría por la regadera hacia los linares. Ese sifón todavía puede verse aunque ya no se utiliza.
El cura párroco tenía dos horas de agua que aprovechaba para regar la huerta, que está pegada a la casa parroquial.
La Escuela tenía dos horas de agua en la época de las Yerbas, siempre en domingo, para regar los rosales y los árboles del campo escolar.
La Maestra no tenía derecho a dos horas de agua al igual que el Maestro, pero el Ayuntamiento le concedió dos horas de agua a D. José para su pequeño huerto mientras fué Maestro.
El médico no tenía agua pero D. Juan se hizo vecino, pagaba el reparto y tenía derecho a dos horas de agua que él regalaba o vendía a algún vecino.
D. Ricardo, veterinario y alcalde durante unos años, se hizo vecino y tenía derecho a dos horas de agua, que, al igual que D. Juan, las regalaba o vendía.
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