sábado, 11 de enero de 2025

 EL BRASERO DE CISCO






Yo fuí en mis años infantiles un especialista en preparar el brasero.

Ese título me lo dio mi padre y me lo " firmó " Don Lamberto, el maestro de la Escuela Unitaria de niños de Cereceda.

Todos los domingos y los días de Fiesta del invierno yo me encargaba de preparar los tres o cuatro braseros que se necesitaban en la taberna.

El cisco lo teníamos en sacos subidos al tenao de la cuadra para que no se humedeciera.

Lo habíamos " hecho " mi padre y mi tío Horacio y yo en el Majadal o en Valdelobos con ramas delgadas o " rozando " los retoños de los robles.

Yo llenaba el brasero de cisco y lo sacaba al huerto de casa.

Hasta allí llevaba brasas de la lumbre para que con el aire el cisco se prendiera.

Cuando mi padre me decía que ya estaba encendido, le echaba ceniza encima de las brasas y lo dejaba un rato al aire libre.

Después ponía un brasero en cada camilla y a esperar a los jugadores de cartas que, tras la comida, llegaban a la taberna a tomar el café y echar la partida al tute o a la brisca.

Además de ese trabajo " braseril " yo " tenía la obligación " de llevar un día por semana - semana de seis días pues los sábados había escuela - el brasero de Don Lamberto.

Recogía el brasero de la escuela, tiraba la ceniza en el montón que tenía mi madre en la cuadra, lo llenaba de cisco y actuaba con la misma maestría que en mi trabajo dominical.

Alguno de mis amigos o de los niños de la calle Larga - en aquellos años había muchos niños en esa calle - me ayudaban a llevarlo hasta la escuela.

- Nachito, le decía Don Lamberto a mi padre - trae siempre un brasero que dura hasta la noche.

Don Lamberto daba clase " de adultos " o preparaba muchachos para el ingreso de bachiller o para los exámenes de Bachillerato Elemental y la Reválida de Cuarto.


Foto  pinterest.es


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