LOS DOS CESTOS Y EL JERSEY
En realidad se trata de un cesto al hombro y una cesta en la mano. El jersey al hombro era " lo propio de la vuelta a casa."
Aunque fuera verano, era necesario llevar el je5rsey puesto cuando íbamos a los linares por la mañana, fueras a regar, o a hender el surco a las remolachas o a zachar las patatas. El fresco de la noche en Cereceda hace que la madrugada, la salida del sol, se convierta en un " refrescante paseo con gotas de agua incluídas." Es el rocío mañanero que te mojaba los pantalones cuando te metías entre las patatas para regar.
También era corriente que lleváramos algún cesto o alguna cesta cada vez que visitábamos los huertos junto al casco urbano o los linares situados en las márgenes del río Yeltes o del río Cerezo.
Además había linares, nacidos junto a una fuente, que daban excelentes cosechas de patatas, alubias y remolachas. Una poza hecha de terrones y limpiada cada año era suficiente para asegurar, mediante cuatro o cinco riegos, las cosechas.
El retorno a casa hacia las once la mañana era buena ocasión para traer unas hojas de berza o de remolachas para terneros, garrapines y gallinas.
Los hombres eran menos propicios a regresar cargados, pero las " gatas " siempre que iban al huerto o al linar, y algunos estaban lejos del pueblo, regresaban cargadas.
Tengo la foto en mi memoria de mujeres que volvían con una " carga " en el mandil convertido en cesta, lleno de frejones, o de patatas nuevas, o con unas hojas de las remolachas. Incluso las recuerdo con el mandil goteando agua porque habían arrancado algunos nabos y los habían lavado para quitarles la tierra de las raíces. Así pesaban menos.
Esta foto podría haber sido hecha en cualquiera de las entradas del pueblo, a un " gato " o a una " gata."
Foto pinterest.
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